Desviar la atención de los problemas importantes hacia cuestiones ruidosas y de poca monta es una táctica muy útil para sobrevivir en el mundo del trabajo. También en política.
Desviar la atención de los problemas importantes hacia cuestiones ruidosas y de poca monta es una táctica muy útil para sobrevivir en el mundo del trabajo. También en política.
Intervencionismo económico, medidas del Covid-19, apagones informativos y censura en las redes sociales hacen que Occidente se parezca cada vez más a los regímenes autoritarios de Rusia y China.
La calidad de la información disponible sobre la Guerra de Ucrania es deplorable. La culpa no la tiene la guerra, sino la incompetencia de las élites.
Las manifestaciones de antaño tenían que ver con el turismo del ideal. Las de hoy están causadas por la necesidad y se parecen más a los chalecos amarillos de Francia que a las reivindicaciones identitarias de otros tiempos.
La guerra en Ucrania se ha convertido en un gigantesco reality show. Su principal cometido consiste en satisfacer ansias de entretenimiento y llenar vacíos existenciales.
Ayuso es la gran revelación de la política española. No hay en ello nada de mágico ni de misterioso. El secreto de su éxito y su talento estratégico se explican a partir de unos pocos principios simples y decisivos.
El éxito de Ayuso se sostiene a sí mismo, tanto por los logros alcanzados como por la circunstancia de que solamente ella es capaz de gestionar la situación resultante de su victoria.
La resolución y la agresividad con la que la presidenta de Madrid contraataca en la crisis del PP es uno de los rasgos distintivos de su carácter y de su forma de hacer las cosas en política.
La pugna entre Ayuso y Casado es más que una guerra de despachos. Los verdaderos objetivos son el liderazgo del partido, la Presidencia del Gobierno y el futuro modelo económico de España.
Los gobiernos marcan a algunos deportistas como ejemplo de virtudes cívicas frente a otros que incumplen las normas. El cinismo político nos invita a creer sin embargo en una realidad menos edificante y más compleja.