La crisis de Taiwan deja claro quién manda. Estados Unidos logra sus objetivos, como recompensa de una diplomacia bien planificada y la agresiva proactividad de la administración Biden.
La crisis de Taiwan deja claro quién manda. Estados Unidos logra sus objetivos, como recompensa de una diplomacia bien planificada y la agresiva proactividad de la administración Biden.
Las acciones chinas bajan por las regulaciones de Beijing. Nuevos precios y buenos fundamentales hacen de ellas una buena oportunidad para inversores astutos con nervios de hierro.
Supuestamente, China y Rusia son los grandes vencedores de la derrota de Occidente en Afganistán. La pega es que heredarán también los problemas derivados de tener a los talibanes al otro lado de la frontera.
Con Trump la política mundial funcionaba porque se reducía a transacciones comerciales. Con Biden vuelven el ideal atlantista y los conflictos diplomáticos.