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¿Se siente la gente de Bilbao culpable de la pandemia del Covid-19?

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Un curioso estudio demoscópico realizado por la empresa de investigación Ikerfel por cuenta del Ayuntamiento de Bilbao a comienzos de año y poblicado el pasado 24 de marzo de 2021 da pie a la sospecha de que el estado de ánimo de la ciudadanía de Bilbao incluye síntomas de depresión colectiva que son anteriores a la pandemia del Coronavirus, y que seguramente tienen que ver con el proceso de declive que la ciudad arrostra desde hace décadas. En todo lo demás el estudio es tan normal como cualquier otro. Se realizó sobre una muestra de 643 entrevistas telefónicas a personas escogidas al azar. Dando por hecho que los investigadores de Ikerfel saben hacer bien su trabajo, el intervalo de error es, por tanto, inferior al 5%. Las entrevistas se articulan en forma de una serie de preguntas relacionadas con el escenario de la pandemia, la valoración de la normativa y las medidas llevadas a cabo desde el ayuntamiento, la conveniencia de seguir adelante con proyectos anteriores a la pandemia (p.ej. Zorrozaurre), la gestión municipal y la propensión de la ciudadanía a vacunarse. Los resultados de la encuesta son los que cabía esperar: una masiva aceptación por parte de bilbaínas y bilbaínos de la gestión de la pandemia llevada a cabo desde las instituciones municipales. En las respuestas también se refleja la presencia de ese amplio sector de personas que se muestran reticentes o desconfiados con respecto a la inmunización, y que en la mayor parte de los países de Europa alcanza hasta un 25% de la población.

El aspecto más enigmático de la entrevista se encuentra en la página 7 del documento difundido por Ikerfel y el Ayuntamiento de Bilbao. A la pregunta de “¿Quién considera usted que es responsable de la actual situación (pandémica)”, nada menos que un ¡78! de los encuestados responde “Todos / de la ciudadanía (sic)”. Solo un 16% atribuye la responsabilidad a la clase política, un 9% a nadie en particular y un 2% no sabe / no contesta. La pregunta es de respuesta múltiple, por lo que los resultados pueden ser mayores que el 100%.

Una respuesta como esta, tan desproporcionada e incluso contradictoria con respecto al resto de los resultados aportados por la investigación, da que pensar. ¿Leyeron mal los encuestados, y pensaron que lo que se les estaba preguntando era a quién correspondía la responsabilidad principal en SALIR de la crisis? ¿O realmente dan por hecho que la ciudadanía es culpable de lo que pasa, por no llevar mascarilla, incumplir la normativa o por aquello de que “es que la gente no sabe comportarse”? El estudio es celebrado en medios oficiales como un mérito más del ombliguismo institucional vasco. Pero en la atípica respuesta a esa pregunta, quizá mal planteada, del apartado B.1 “El escenario de pandemia y el estado de ánimo” en la página 7 del estudio de Ikerfel, hay materia para darle una vuelta en profundidad al tema.

¿Hasta qué punto la mentalidad colectiva de la ciudadanía de Bilbao se encuentra deprimida, tanto por el impacto de la pandemia como por tendencias anteriores? Si alguna vez hemos de remontar la crisis del Coronavirus, será necesario ocuparse con seriedad de este problema. El futuro de Bilbao no depende de los autopremios ni de las encuestas, sino de la propia capacidad de su ciudadanía para hacer frente a los retos del porvenir. Y poca capacidad de acción hay en un paisanaje que de entrada ya es propenso a asumir errores que en realidad corresponden a la clase política, a los chinos o, simplemente, a la mala suerte.

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