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GPT suspende en Geografía Urbana

Bilbao IA

Tengo un amigo catalán que, por alguna razón, no traga a los franceses. Cada vez que uno de ellos le para en las calles de Barcelona para preguntarle la dirección, le manda siempre en sentido contrario. Esto también pasa con el Chat GPT, aunque en este caso la deriva del turista no es consecuencia de la mala fe sino de imperfecciones técnicas de la Inteligencia Artificial. Os lo explico con un ejemplo. Esta mañana he creado con el Chat GPT (versión 3.5 – Motor Da Vinci) un bot capaz de asesorar al visitante que llega a Bilbao, acerca de lugares que visitar, sitios en los que comer o vivir alguna experiencia interesante, etc. La tarea es simple. No hay más que tomarse algo de trabajo para escribir un prompt bien organizado. El sistema de procesamiento del lenguaje natural de Open AI se encarga del resto.

El bot turístico sobre Bilbao funcionó a la primera. Incluso asumió sin reticencias la personalidad asignada en las instrucciones -una guía llamada Juana-. Comencé poniéndome en el papel de un viajero que acaba de llegar a su alojamiento, el hotel Carlton. Le pido a “Juana” que me recomiende algunos puntos de interés. De entre la lista que me ofrece, opté por el Guggenheim -remedando el comportamiento del turista promedio- Aquí es donde empiezan los problemas. Si sigo la ruta recomendada por el chat, bajando por Elcano y cruzando el puente de Deusto, para después torcer a mi izquierda, a donde finalmente llego no es el Guggenheim, sino el edificio del Tigre en Botica Vieja.

Una vez terminada mi imaginaria visita al Guggenheim, situado junto al Puppy, pregunto por la ruta más directa al Casco Viejo. Al principio todo va bien, remontando la ría hasta el Zubi Zuri. Sin embargo, una vez allí, Juana se empeña en hacerme cruzar el puente para continuar por Mazarredo, calle que, según el chat, desemboca “directamente en el Casco Viejo”. A estas alturas es necesario asumir el control, por la seguridad de los domingueros y la reputación de nuestra Oficina de Turismo.

El resto de informaciones transmitidas por Juana resultan veraces y útiles para un turista medio: Plaza Nueva pintxos, Puente Colgante, etc. En tal sentido, GPT y otras inteligencias artificiales por el estilo, en el estado de desarrollo en que se encuentran, pueden resultar de cierta ayuda para el visitante que viene de afuera. Pero este haría bien en procurarse un buen mapa de Bilbao antes de emprender su aventura urbana.

La incompetencia geográfica de GPT no es un defecto de diseño, sino el resultado de querer utilizar su sistema de IA para inalidades que no le corresponden. La misión de un LLM (o Modelo de Lenguaje Extenso) consiste en producir texto, a partir de la ingente base de datos textuales con la que ha sido entrenado. Al tratar de averiguar direcciones y rutas a partir de frases escritas en lenguaje natural, es lógico, inevitable incluso, que la máquina se líe y comience a alucinar. Esto no sucedería si en vez de embeddings semánticos, utilizara coordenadas geográficas y datos relativos a las calles y las vías de circulación.

Algo que técnicamente resulta posible, por supuesto. Ni se les ocurra dudarlo. Prueba de ello es que ya disponemos de un eficaz sistema GPS que, salvo sorpresas puntuales, nos permite llegar sin problemas a cualquier destino especificado. La Inteligencia Artificial se encuentra en sus comienzos. Algún día, no dentro de mucho, es plausible suponer que se habrá logrado una integración casi total entre los LLM y los sistemas de información geográfica de Google, Bing, Apple y otras compañías. Entonces el chat dejará de tomarnos el pelo con el callejero.

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