¿Cuál es la Historia?

Inteligencia Artificial Generativa, LLM (Modelos Extensos de Lenguaje), GPT4: he aquí los grandes mantras de 2023. Estamos en el ojo del huracán. Los medios nos abruman con noticias sobre el chat, imágenes artificiales, deep fakes, coches que se conducen solos y máquinas que escriben libros. Parece como si nos encontráramos en un cambio de era. ¿No es todo esto un poco exagerado? El sentido comun nos invita a pensar que sí. Pero aun contando con la posibilidad de que algún día las aguas se tranquilicen, resulta evidente que en muchos aspectos las cosas no volverán a ser lo que fueron. La Inteligencia Artificial viene para quedarse. Y por ello, las empresas sienten que tarde o temprano se verán expuestas a una necesidad perentoria de adaptarse.

¿Cómo hacerlo? Una cosa es leer todos los días en Expansión artículos sobre el impacto de las Nuevas Tecnologías, o acerca de cómo está explotando la demanda de nuevas especialidades profesionales (Ciencia de Datos, Ingeniería de Usabilidad, Machine Learning, etc.). Otra, conseguir que todas esas novedades se coniviertan en otro engranaje productivo de la empresa. Si estás leyendo esto, fijo que lo tuyo no es una multinacional, ni un banco, ni una de esas grandes empresas del Ibex. Lo que tienes entre manos es algo más normal, una PYME, una modesta inmobiliaria, un despacho de abogados, una agencia turística o un taller de mecanizados. ¿Cómo haces entonces para ponerte al día y sacar partido de la IA?

¿Contratas al primer gurú que te sale al paso en el ascensor y te aturulla con una verborrea incontenible trufada de anglicismos incomprensibles, pagándole una retribución desproporcionada? ¿O entras en el carrusel de las universidades y los organismos públicos, con sus trámites farragosos, sus ciclos de formación interminables y su burocracia? En el primer caso perderás dinero. En el segundo, algo más valioso: tu tiempo.

Si es tu propósito hacer algo productivo con la IA, empieza por lo esencial: por el Prompt Engineering. Es decir, por el arte de dialogar de modo constructivo con la máquina. Cómo plantear preguntas y pedir respuestas de una manera ordenada y racional a un chat de IA. Aprender bien los fundamentos, resulta de mayor importancia que andar haciendo pruebas con las innumerables herramientas que surgen por doquier, y que son capaces de hacer todo tipo de cosas transgresoras -desde hacer caricaturas psicodélicas de personajes de Shakespeare hasta poner autotuning a las canciones de Nino Bravo-. Este mundo de la IA es vertiginoso y caótico. Si pierdes el hilo, pronto te verás extraviado en una jungla infestada de maleza improductiva y parásitos.

Lo mejor será que te tomes algún tiempo para poner en claro tus objetivos empresariales. deberías recurrir a ayuda experta. Pero no cualquiera, sino cualificada. No te comprometas antes de ver encima de tu mesa una buena propuesta de proyecto: objetivos, actuaciones, plazos y costes bien desglosados. Acuerda criterios de cumplimiento. Sé realista. Determina para qué tareas podrás emplear la Inteligencia Artificial y para cuáles otras no. Establece una política de uso de los chats y otras herramientas de IA. Dilucida los riesgos legales y deontológicos. Evalúa el impacto de todo ello sobre la actividad de tu empresa y la cuenta de resultados. Ten en cuenta los cuellos de botella que puedan surgir al cambiar los flujos de trabajo, y el modo de eliminarlos.

Sobre todo, lo más importante: no confíes en ningún experto que esté dispuesto a darte su apoyo incondicional en el proceso de esclarecer y contrarrestar todos estos aspectos que se derivan de la incorporación de la IA, y pueden afectar al funcionamiento de tu negocio. Si no hay compromiso, no vale la pena.