¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

Urkullu, los Fueros y Bilbao

Urkullu en la Casa de Juntas

Hay que ver la que se ha armado con las últimas declaraciones de Iñigo Urkullu en el sentido de buscar caminos que entronquen con la tradición del régimen foral como clave de renovación del autogobierno vasco. No debemos confundirnos. Las palabras del Lehendakari han sido mal interpretadas. El Jefe del Ejecutivo Autónomo, en la recta final de una carrera política que ya solo prosigue por inercia, tras el tremendo desgaste producido por la crisis del Covid-19, no quiso ni de lejos proponer el retorno a un sistema de leyes del Antiguo Régimen. Mucho menos la derogación de la Ley de 25 de octubre de 1839. Su intención tan solo era aludir retóricamente a una simbología histórica tradicional y compartida por todos los vascos. Toda esta polémica no es más que ruido generado por los comentarios desinformados de cuatro políticos de barrio y unos cuantos periodistas ansiosos de montarla para agitar la opinión pública y aumentar las audiencias.

A estas alturas, ¿qué podemos decir de los Fueros Vascos que no se haya dicho o escrito con anterioridad? Tan solo que pese a tanta literatura jurídica, tantos discursos y tanto debate en parlamentos, tertulias de radio, aulas de derecho, conferencias e incluso bares, los Fueros siguen siendo nuestros grandes desconocidos. Si la gente no tiene ni idea de cómo funciona el Concierto Económico, imagínate lo que alcanzará a saber sobre las leyes de siglos ha. El desconocimiento de la historia es campo abonado para la eclosión de mitos que inspiran conceptos políticos altamente ideologizados y con frecuencia poco democráticos. Eso es algo que hay que corregir.

Los Fueros de Bizkaia no regían en Bilbao. La Villa fue fundada en el año 1300 por un señor de Bizkaia, Don Diego López de Haro, pero no como extensión del territorio foral, sino sobre la jurisdicción establecida en una Carta Puebla que seguía el modelo del Fuero de Logroño de 1095, y que por aquellos tiempos se aplicaba para fundar en serie infinidad de reductos urbanos escindidos legalmente de las tierras circundantes y sujetos a un régimen especial de privilegios y libertades. Ni qué decir que el fenómeno no era peculiar del País Vasco. Lo mismo sucedía en el resto de España y en toda Europa Occidental a finales de la Edad Media. Con el tiempo, y conforme los reinos peninsulares se unificaban y surgía una estructura política centralizada, los fueros otorgados por los reyes de Castilla quedaron subsumidos en las nuevas legislaciones unificadas pasando a formar parte del derecho estatal. En las zonas rurales de Bizkaia siguieron existiendo los Fueros hasta que las grandes leyes abolitorias de 1839 y 1876 les dieron el golpe de gracia.

Paradójicamente durante el siglo XIX y buena parte del XX Bilbao, pese a no haber estado nunca gobernado por las leyes tradicionales vascas, fue el centro más activo del pensamiento foralista. Sobre este substrato intelectual florecieron diversas tendencias ideológicas que en algún momento se revelarían cruciales: tradicionalismo, nacionalismo vasco y cierto sector del liberalismo con tendencias forales. Obviamente las leyes antiguas no son la mejor herramienta para hacer frente a los retos del futuro. Ni en la Bizkaia profunda ni en Bilbao. El talante práctico de la ciudadanía de esta Villa requiere de enfoques más amplios y en sintonía con las leyes del Estado y la Unión Europea. Pero para quien conozca nuestra historia, unas alusiones como las del Lehendakari no deberían estar tan fuera de órbita como para crispar a la multitud.

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