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Prompt Engineering: cómo lograr que GPT te obedezca y no al revés

“Prompt Engineering” es el arte de plantear preguntas a una inteligencia artificial de un modo que lo que salga por la pantalla de tu ordenador sean contenidos útiles, y no chorradas que alimentan la paranoia sensacionalista de las masas. Durante algunos años, las inteligencias artificiales crecieron en silencio. Tan solo unos cuantos expertos estaban al cabo del tremendo potencial de esta tecnología y sus repercusiones en todos los ámbitos de la vida. No fue hasta que OpenAi liberó un chat tan fácil de manejar como la interfaz de búsquedas de Google, cuando el mundo se dio cuenta de que estábamos entrando en una nueva época de la historia. Esto sucedía en octubre de 2022. En los pocos meses transcurridos desde entonces, GPT-3 se ha convertido en una sensación mundial. Y también en el deporte favorito de las masas. Los estudiantes lo utilizan para escribir sus trabajos. Los piratas informáticos para hacer fishing. No hay reunión social de adolescentes -incluso de personas adultas con tiempo libre- en la que no se incordie a los pacientes servidores de OpenAi con consultas extravagantes, en un vano intento por explorar los límites del sistema en cuanto a originalidad o corrección política.

Otros, en vez de perder el tiempo con entretenimientos banales, se preocupan por las consecuencias que la inteligencia artificial puede tener en sus puestos de trabajo. También intuyen que GPT-3 (y su nueva versión de pago GPT-4, a punto de ser liberada) puede convertirse en una herramienta muy útil para potenciar su actividad en las tareas más diversas. Quisieran explorar el terreno más a fondo. Pero no saben por dónde empezar. “Prompt Engineering”, una habilidad transversal que ayuda a construir consultas productivas dirigidas a una inteligencia artificial del tipo LLM (“Large Language Model”, esp: “Modelos Grandes de Lenguaje”), es indudablemente la respuesta.

Hasta ahora el público en general no ha pasado de plantear al chat GPT preguntas simples, obteniendo respuestas aproximadas que aprovechan como mejor les conviene. En general se contentan con esto. Sin embargo, GPT posee dos características que, bien aprovechadas, multiplican su potencia y permiten refinar sus resultados hasta unos extremos mucho más espectaculares aun que sus iniciales y aparentes golpes de genio. Hablamos concretamente de (i) su capacidad para recordar contextos y (ii) del poder de la recursividad. En otras palabras: GPT “recuerda” de lo que estáis hablando. Si la respuesta no te satisface, le puedes pedir que corrija, especifique, añada, resuma, restrinja, cambie de tono (por ejemplo, que explique las cosas como un catedrático o un barman) o lo que sea. Repitiendo este ciclo a lo largo de una conversación, los outputs van adquiriendo valor añadido y un carácter cada vez más profesional.

Realmente le puedes sacar a GPT mucho más partido del que crees. Basta con que construyas tus consultas de un modo apropiado. He aquí el algoritmo del éxito “humano”, que podríamos considerar como los fundamentos del “Prompt Engineering”:

1. Proporciónale contexto.

2. Sé explícito en tu consulta. Incluye ejemplos y restricciones.

3. Pide respuestas estructuradas en apartados y párrafos.

4. Repite el proceso.

Probablemente resulte exagerado el pronóstico de quienes piensan que el “Prompt Engineering” llegue a ser una nueva profesión en el ámbito de las nuevas tecnologías. Lo que resulta indudable es que puede convertirse en una habilidad transversal muy valorada, como los conocimientos de Python o SQL. En cualquier caso, conviene darse cuenta de algo importante: no se trata de una ciencia sino de un arte. Y como arte, presupone la posesión de aptitudes que van más allá de los conocimientos técnicos. Dominio del lenguaje, imaginación, creatividad, un bachiller bien estudiado, vuelven a ser factores de importancia en el contacto con el universo disruptivo de la Inteligencia Artificial.

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