¿Cuál es la Historia?

De pocos meses a esta parte, el Chat GPT parece haberse convertido en el Santo Grial de la Digitalización. No pasa día en que no veamos publicado algo sobre el tema en los periódicos, la prensa económica o Internet. La avalancha de videos en Youtube es arrolladora. Medios, expertos y redes sociales anuncian un cambio de era, una transformación revolucionaria de la industria, la sociedad y el día a día. ¿Hay para tanto? Es evidente que sí. Quien haya seguido de cerca la Inteligencia Artificial y algunas de sus realizaciones prácticas, se da cuenta de lo que todo esto implica. No hace falta tener mucha imaginación para anticipar que en los próximos años la empresa para la cual trabajas no va a ser la misma que ahora a causa de la IA. Darías lo que fuera para visualizar los cambios concretos, para que no te pillen con el paso cambiado.

Si eres un profesional independiente o alguien que trabaja por su cuenta, no cabe duda de que hallarás formas ingeniosas de utilizar el Chat para ahorrar tiempo y dinero: traducciones, informes, contenidos web, tareas de documentación, etc. Sacarle partido a la Inteligencia Artificial, para una unidad económica individual o muy pequeña, es relativamente fácil. También lo es para una gran empresa como Telefónica o Repsol. Estas casas disponen de recursos humanos, capital y vinculaciones institucionales que les permiten acometer proyectos a gran escala y desarrollar tecnologías que en pocos años se pueden traducir en mejoras de productividad. Empleados, clientes y agentes sociales no tienen más que hacer lo que se les diga y esperar a que la fruta caiga del árbol.

El problema está en la pequeña y mediana empresa. Su especialización en nichos, la escasez de recursos financieros y tecnológicos y la falta de tiempo de sus directivos y cuadros intermedios hacen muy difícil plantearse otro horizonte que no sea el del business as usual o los cambios graduales en función de la demanda de sus clientes. Sin flexibilidad ni tiempo para plantearse cambios en su proceso de creación de valor, no les queda otro remedio que vivir al margen de la tendencia, fiarse del primer gurú que aperece en recepción o gastar dinero en una formación generalista, patrocinada por alguna universidad o prestigiosa escuela de negocios, que les hable de lo importante que es la IA, sin darles la menor idea de cómo aplicarla a su entorno empresarial concreto.

Esto puede ser un problema. Para atacarlo con eficacia, la única estrategia posible consiste, primeramente, en prestarle atención, y después, en desarrollar los enfoques necesarios para aproximar tanto el conocimiento de base de la IA como sus herramientas concretas al ámbito de la pequeña y mediana empresa. Solo así se podrá impedir que gran parte del tejido empresarial de España y la Unión Europea quede al margen de los nuevos adelantos tecnológicos de la Digitalización.