¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

Ayuso lleva las de ganar

Ayuso

Los elementos prescindibles de un conflicto son los más expuestos al sacrificio. Y en este caso, los tenemos dispuestos por el orden que se indica de mayor a menor relevancia: Ayuso, Casado y Teodoro García Egea. La pírrica victoria del PP en Castilla y León y el puñetazo de Vox encima de la mesa han desencadenado la crisis más grave en toda la historia del Partido Popular. Esta crisis solo puede saldarse con tres desenlaces: victoria de Ayuso, destitución de la Presidenta de Madrid o, en el escenario más probable, un compromiso de tregua que suponga la defenestración de un chivo expiatorio. Que, por otro lado, no hace falta ni decir quién es: cierto politicastro pepero de Murcia cuyo único mérito en la vida consiste en haber sido campeón mundial de un concurso de lanzamiento de huesos de aceituna. Qué asco, ¿verdad? Te pones a pensar en esto y se te quitan las ganas de comer.

La agresividad y la resolución con la que Ayuso se ha defendido, sin perder ni un solo minuto, recuerda a su arrojo durante la crisis que precedió a las elecciones anticipadas del 4-M. Esta forma de actuar le reportó la victoria electoral más espectacular en toda la historia del taifa autonómico madrileño, y es uno de los rasgos esenciales del carácter y la personalidad de la Presidenta: mientras otros niegan la evidencia, se ponen de perfil y pierden el tiempo pergeñando inútiles estrategias defensivas, ella saca el cuchillo y sale a degüello. Y está resultando ser mucho más temible para propios que para extraños. Desde la tribuna particular de quien esto escribe, me complace -y espero que a vosotras y vosotros también- desearle toda la suerte del mundo en su empeño de cortar pescuezos en ese infame cortijo de pijoletos aficionados a los youtubes de Marc Vidal y las corridas de toros que llaman Partido Popular.

Fijándose en la forma en que se han sucedido los acontecimientos, en estas horas confusas y ajetreadas que vienen del jueves hasta hoy, podríamos afirmar dos hechos. Primero, que la dirección del PP -probablemente mal llevada por el tactismo del escupidor de güitos- se precipitó en su maniobra. Desvelar una filtración sobre contratos y comisiones, sin tener una estrategia clara para continuar la campaña de acoso y derribo, es de idiotas: es como disparar con una escopeta sin haber limpiado antes el cañón. Por el contrario la agilidad en la respuesta de Ayuso hace pensar que la Presidenta llevaba tiempo preparándose para una contingencia como esta. Lo cual forma también parte de su carácter y de su modo de hacer las cosas.

El detalle más llamativo en esta crisis, es la tibieza y el desinterés con el que el Gobierno de España se posiciona frente a la crisis interna del principal partido de la oposición. Probablemente nadie en el PSOE, ni Pedro Sánchez o el propio Zapatero (quien ha hecho unas declaraciones igualmente insulsas y distanciadas), se lo esperaba. Todos se muestran igualmente sorprendidos ante el encarnizamiento de esta pelea a cuchillo entre cosacos de moqueta en una habitación a oscuras. Tampoco se ha hecho el menor conato para aprovechar el incidente. Todo ello sugiere que Ferraz no tiene nada que ver en la crisis, pese a que los datos sobre el famoso contrato de las comisiones -que no son tales, sino un concepto retributivo mucho menor y del todo correcto- solo pudieron salir del Ministerio de Hacienda.

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