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Estrategia correcta en la lucha contra el Covid-19

Estrategia Covid-19

Para comprender por qué la gestión de la pandemia ha resultado en un fracaso total, es preciso distinguir entre dos estrategias diferentes para la lucha contra patógenos infecciosos. La primera -aplicada en España y la práctica totalidad de los países occidenatles- se denomina de “mitigación”, y consiste en lo que todos conocemos ya: confinamientos masivos, toques de queda y medidas de control social, encaminadas a evitar el colapso del sistema sanitario mediante una paralización de la movilidad de la gente y la actividad económica. Los estados de alarma se activan en cuanto la incidencia de nuevos casos de contagio supera un determinado nivel (por ejemplo 500 casos por cada 100.000 habitantes). El inconveniente de esta estrategia es que no elimina los focos de infección latentes, que conservan su potencial para generar nuevos contagios dentro de la movilidad reducida. Cuando la cifra de casos desciende por debajo del umbral, se levantan las restricciones y el proceso vuelve a comenzar.

De este modo, nos vemos abocados a un ciclo recurrente de cerrojazos y rebrotes que puede durar años. A esta gestión de la crisis sanitaria también se la conoce como “aplanamiento de la curva”, que hace referencia al modo en que se persigue que el gráfico de contagios vaya cayendo de manera gradual en el tiempo, en lugar de cortarlo de raíz.

Frente a esta estrategia, que está rindiendo unos resultados pésimos en nuestro país, se halla otra denominada Covid-Cero o de “supresión” radical del virus. Bautizada en España como BTTAA (Búsqueda, Test, Trazado y Aislamiento con Apoyo) por el título de un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona, vinculado a la Fundación LaCaixa, consiste en localizar los focos de infección en un estado inicial de la pandemia, para aislarlos selectivamente e impedir la proliferación del virus. Este método incluye la realización masiva de pruebas en lugares críticos, el aislamiento de colectivos especialmente amenazados (residencias de la Tercera Edad, pacientes de enfermedades respiratorias y pulmonares, etc.) un control estricto de entradas y salidas en aeropuertos y fronteras y una capacidad de proceso de información y de respuesta elevadas. Aplicándola se consigue cortar de raíz la difusión del virus y reducir la tasa de contagios a cifras mínimas, con la ventaja de que no es necesario paralizar la economía.

Teniendo en cuenta que este solía ser el método a seguir en los casos históricos de pandemia o amenaza de agentes infecciosos (como el SARS o la gripe porcina), sorprende que en Occidente no se haya recurrido a él para la gestión del Covid-19. Países como China, Corea del Sur o Nueva Zelanda, que han aplicado una estrategia de máxima supresión, presentan hoy niveles de contagios bajísimos, como se puede ver en este gráfico que resume los datos publicados por la OMS.

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