¿Cuál es la Historia?

¿Cómo es posible que una nación de tan solo 7 millones de habitantes, apartada de los centros principales de influencia política mundial y en un estado de guerra casi permanente haya vacunado ya a un porcentaje de su población que las grandes potencias como Alemania o Estados Unidos no esperan alcanzar hasta el año que viene? Obviamente los milagros no existen, y en este caso también hay razones que explican el éxito de la campaña de vacunación israelí. La primera es, como no, la eficacia característica del gobierno de Tel Aviv y su habilidad a la hora de negociar con las grandes farmacéuticas. Israel ha pagado a Pfizer y a otras empresas algo más por los suministros de vacuna. De ahí que la distribución de las dosis haya tenido lugar con mayor agilidad que las gestionadas por el gobierno de Estados Unidos o la enorme e ineficiente maquinaria funcionarial de la Unión Europea.

No menos importante ha sido el plus de valor que Israel añade a sus compras de vacuna. El país hebreo dispone de un sistema sanitario totalmente informatizado, con historiales médicos que cubren hasta 25 años de la vida de sus pacientes adultos. Esto, unido a la circunstancia de que la población de Israel es una de las más heterogéneas del mundo, proporciona a las farmacéuticas un archivo de datos extraordinariamente útil para analizar efectos secundarios, posibles incompatibilidades y otras incidencias menores del fármaco, lo cual no solamente permitirá mejorar las futuras vacunas, sino que proporcionará un caudal de información muy valioso para el desarrollo de nuevos medicamentos.

La cesión de datos se hace de manera anonimizada, de modo que aunque es posible segmentar según los más variados criterios -edad, sexo, patologías previas, historiales de tratamiento, etc.-, se han suprimido todos aquellos campos que puedan permitir la atribución de identidades individuales a los pacientes. El éxito de la campaña de vacunación israelí, que puede completarse en cuestión de pocas semanas, hará posible una vuelta a la normalidad y la puesta en marcha de la economía para finales de marzo o comienzos de abril.