La actualización de la normativa sobre los ERTEs es uno de los ámbitos en los que más clamorosamente se percibe la falta de un lobby que defienda los intereses de la hostelería.
La actualización de la normativa sobre los ERTEs es uno de los ámbitos en los que más clamorosamente se percibe la falta de un lobby que defienda los intereses de la hostelería.
Cada año la economía experimenta su proceso ritual de renovación: se cierra el ejercicio, se hacen las cuentas anuales, listados de buenas intenciones, pronósticos, presupuestos,
Entre todas las medidas de la normativa impuesta como parte de nuestro ineficiente sistema de gestión del Covid-19, la más incomprensible, inútil y extemporanea es el toque de queda durante las horas nocturnas y de madrugada.
Bares y restaurantes, cuando están bien gestionados, suelen ser buenos negocios.
Un establecimiento que no podía dejar de sumarse a este esfuerzo de la hostelería local por mantener al menos un mínimo de presencia de cara al público durante el cierre gubernativo es El Tilo, en pleno Arenal de Bilbao.
Las recientes declaraciones del consjero Iñaki Arriola diciendo que la culpa de lo que pasa en la Torre Bolueta la tiene el «cambio climático» han levantado ampollas.
Boni García, propietario de este emblemático local que conserva la atmósfera de los grandes cafés históricos de Bilbao, con un toque popular y una barra poblada de lo más selecto de la gastronomía vasca y española
Hermann Thate es uno de los numerosos empresarios de la hostelería bilbaina que aprovecha el estrecho margen permitido por la normativa sanitaria para mantener en funcionamiento una mínima presencia a pie de calle.
Karl Marx solía decir que la historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa.
Es la pregunta que todo el mundo se hace. China fue origen y foco de la pandemia. Allí se descubrieron los primeros casos. Desde allí, el Covid-19 se extendió al resto del mundo.