¿Cuál es la Historia?

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¿A dónde se fueron los carteles de “se vende piso”?

Se vende piso

Hace cosa de año y medio, Bilbao estaba lleno de ellos. No podías pasar por una calle sin que te saltaran a los ojos media docena? Y de repente desaparecieron. Hoy es casi imposible dar con uno. ¿Cuál es la razón de esta sorprendente retirada? ¿Es que los propietarios ya no quieren vender sus casas? ¿O lo prohibe alguna nueva normativa municipal? Las razones de este cambio en las fachadas son complejas. Tienen que ver con la evolución del mercado inmobiliario, la seguridad ciudadana y la economía. De entrada, ya hace tiempo que debería haber quedado claro que anunciar tu piso con un cartel puesto en la ventana es de garrulos. ¿A quién le interesa tener una bandada de curiosos husmeando en tu casa con la excusa de que andan buscando piso? Aunque parezca extraño, a estas alturas del siglo XXI mucha gente aun piensa que es capaz de vender de un particular a otro sin pasar por las comisiones de la inmobiliaria.

Después la realidad te da mil vueltas. A no ser que tengas el título de Agente de la propiedad Inmobiliaria, te resultará tremendamente difícil lidiar con todos los trámites relacionados con la compraventa de un piso: notariales, fiscales, legales, registrales, de tasación, comunidades de vecinos, cargas, servidumbres, etc. Como comprador o vendedor, tú verás si el tiempo que te lleva -incluyendo la posibilidad de cometer errores con consecuencias legales- vale tanto como el importe de la comisión del 2,5% que te carga la inmobiliaria a cambio de tu comodidad y la paz de tu espíritu. Mi consejo: no te metas en berenjenales y déjalo en manos de un profesional.

Si fuera por lo anterior, aun habría numerosos propietarios decididos a aventurarse en el negocio inmobiliario amateur -aunque solo fuese para puentear a las inmobiliarias-. Mucho más decisivo, a la hora de quitar los carteles, ha sido el temor a los okupas, siempre a la busca de propiedades vacías en las que establecerse. Con esos carteles le facilitas la tarea enormemente a un grupo de personajes que te pueden acabar haciendo la vida imposible. Créeme, cuando tengas que pagar los honorarios de Desokupa o cualquier otra agencia especializada en expulsiones legales, la comisión de la agencia inmobiliaria te parecerá en retrospectiva una ocasión de oro perdida.

Sin embargo, lo que ha dado la estocada mortal a toda esa hojarasca de cartón plastificado con avisos de “se vende” y números de teléfono móvil escritos con rotulador no es la sensatez de los propietarios ni la amenaza de la pandilla Colau, sino la macroeconomía. La subida de los tipos de interés, como resultado de la nueva política de reducción de balance del BCE, ha hecho que numerosos propietarios se vean atrapados entre un mercado a la baja y unas hipotecas al alza. Podrían vender, pero a costa de liquidar con pérdidas. Y antes de dejar que el banco haga un buen negocio, prefieren quitar los carteles, poner la propiedad en alquiler y esperar hasta que vengan tiempos mejores.

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