¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

El Coronel Baños en el Aula de Cultura de El Correo

Pedro Baños

El pasado 15 de diciembre, el Coronel Pedro Baños ha presentado en la Biblioteca Municipal de Bidebarrieta (antigua sede de la Sociedad El Sitio de Bilbao) su último libro de Geopolítica, titulado “La encrucijada mundial”. En el salón de actos hubo un lleno total, que replica el éxito obtenido el día anterior en Vitoria en esta gira patrocinada por el Aula de Cultura de El Correo. Pedro Baños no necesita presentación. Sus méritos intelectuales pueden ser opinables. Es cierto que no aporta nada que hayan pasado por alto otros teóricos de la Geopolítica. En caso de duda, se le puede reconocer el mérito de un conocimiento bastante amplio de casos y situaciones puntuales de conflicto, sobre todo en relación con las nuevas tecnologías y la táctica militar. Pero su ciencia geopolítica adolece de varios defectos. El más importante de ellos, la ausencia de un enfoque crítico que exponga los aspectos más negativos de una disciplina que en su tiempo fue creada por un grupito de intelectuales paranoicos para justificar las ambiciones territoriales de determinados gobiernos, tanto autoritarios (la Alemania nazi y la Italia fascista) como democráticos (Gran Bretaña y los Estados Unidos).

Esto último, señalar los aspectos peligrosos de la Geopolítica, sería conveniente, teniendo en cuenta la gran cantidad de jóvenes que siguen al Coronel Baños y leen sus libros. Al público de hoy no se le puede decir sin más que en el mundo impera la ley del más fuerte, que al final lo que triunfa es siempre el cinismo político y que la cosa es así y no tiene remedio. Bien, por supuesto que esa es la realidad y nadie lo puede negar. Pero un cierto enfoque moral sobre las enseñanzas de una ciencia de tan mala fama no estaría de más. Y también cierto rigor sistemático. Es algo que hace 70 años intentó el prestigioso historiador español Jaime Vicens Vives, antes de que la muerte le impidiera proseguir su interesante proyecto de darle a la Geopolítica una dignidad científica de la que hasta entonces carecía. Y en gran parte sigue careciendo.

En cualquier caso, un mérito indudable que hay que reconocer a Pedro Baños, y que le ha convertido en el influencer más formidable y con mayor poder de convocatoria de nuestro tiempo, es su capacidad para resistir a las presiones de toda esa masa de haters e indocumentados que desde hace años le asedian. Le insultan, le llaman facha, prorruso, lo ponen en el disparadero de la borregada izquierdista y le riegan con sus ladridos e improperios en Twitter y los hilos de comentarios de los digitales progres. Sin ningún efecto, porque impertérrito, el Coronel da siempre la cara, sin decir una palabra más alta que otra, y como habla más y mejor que sus adversarios, al final es él quien sale vencedor.

A quienes hayan leido “Las aventuras de Huckleberry Finn”, Pedro Baños les recordará sin duda a un personaje que se hacía llamar el coronel Sherburn. Hallándose en Arkansas, una turba de zafios fue a su casa en tropel, con la intención de lincharlo. En el porche, el coronel se encaró con los asaltantes, sin dejarse intimidar, diciéndoles que todos ellos no eran más valientes que el más cobarde del grupo, y echándoles en cara su apocamiento con un discurso que, sorprendentemente, anticipaba algunos de los principios de la psicología de masas expuestos por Gustave Le Bon 40 años después de que Mark Twain escribiese su imperecedera gesta fluvial a través del Mississippi. Ni uno de aquellos rufianes se atrevió a ponerle la mano encima al coronel Sherburn. Y al final toda la canalla se volvió refunfuñando a la cantina del pueblo.

Un hombre de ese fuste es el coronel Baños. Por ello triunfa y llena auditorios donde otros prefieren agachar la cabeza y ceder ante la opinión dominante.

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