¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

¿Cuál es el verdadero propósito del pasaporte Covid?

Pasaporte Covid

El pasaporte Covid divide a las familias, a las cuadrillas de amigos y a las redes sociales en dos bandos irreconciliables: los que cargan furibundamente contra la iniquidad del gobierno protestando por la discriminación contra los no vacunados, y aquellos otros que, a lo largo de la crisis del Coronavirus se han acostumbrado a apoyar ciegamente los decretos y normativas emanados desde unos estamentos políticos que hace tiempo dejaron de ser capaces de distinguir entre la autoridad y el poder. Inútil decir cuál de los dos bandos lleva las de ganar. Al margen de la inquietud social y el espectáculo de una ciudadanía dividida, no por el virus, sino por la desastrosa gestión de la pandemia y la incompetencia del gobierno, deberíamos tener en claro cuál es la lógica que subyace a esta decisión de imponer el pasaporte Covid. Una lógica que nos va a sorprender, porque no es, como casi todo el mundo supone, la intención de defender a los vacunados contra los no vacunados, sino AL REVÉS. Quienes se realmente encuentran en peligro son los no vacunados.

Mediante el pasaporte Covid, lo que la autoridad pretende es mantener a la gente que aun no está inmunizada lejos del contacto con una población vacunada que en teoría no corre peligro, pero puede transmitir el virus. Lo que en última instancia se persigue es evitar que esta parte de la ciudadanía no vacunada aterrice en los hospitales, saturando servicios esenciales y colapsando las UCIs.

No hace falta decir que todo esto no tiene nada que ver con la realidad. A lo largo de los próximos días irá quedando claro que las vacunas no funcionan contra la nueva cepa Omicron del Covid-19, y que por lo tanto, castigar selectivamente a los clientes de la hostelería tiene tanto sentido como la radiestesia para encontrar agua o el vudú para espantar malos espíritus. Sin embargo, desde un punto de vista estrictamente legal, la situación es la que es. Y todo lo demás, demagogia populista de los antivacunas por un lado, y por otro, idioteces de unos cuantos periodistas a sueldo y policías de balcón.

¿Puede el gobierno imponer su criterio en una cuestión tan polémica como la del pasaporte Covid? Guste o no guste, la respuesta es que indudablemente puede. Igual que un policía puede obligarte a dar media vuelta y marcharte a tu casa, con razón o sin ella. Luego podrás protestar, denunciar y poner todos los recursos que se te ocurran. Pero de entrada, quien traga eres tú. El argumento es el mismo que cuando se hizo obligatorio el uso del cinturón de seguridad o se prohibió fumar en el interior de los edificios, condenando a una parte de sus usuarios al estigma social de exhibirlos fumando el pitillo matinal en la puerta de la oficina. El Estado y las compañías de seguros se resisten a pagar los elevadísimos costes médicos en caso de accidente o cáncer de pulmón. En el airado debate sobre derechos y libertades individuales que inevitablemente ha de seguir a este tipo de decisiones gubernativas, habrá quien pruebe su suerte y su pico de oro argumentando a favor y en contra. Pero las reglas mentales del juego son esas, y con ellas hay que jugar.

Lo realmente incomprensible es que el poder público no haya sido capaz de hacer llegar a la ciudadanía el verdadero propósito de su decisión de instituir el pasaporte Covid. Probablemente no quería caldear el ambiente con un debate adicional en torno a la cuestión de las libertades. Dicho enfrentamiento, en foros públicos y medios de comunicación, habría sido más beneficioso para la convivencia que dejar a la ciudadanía expuesta a un ambiente de malestar y discordia. ¿Incompetencia de la clase política? Lo más probable. Ultimamente al que manda le conviene que la gente de la calle se comporte como un rebaño de borregos, propinándose entre sí unas cornadas que irían a parar a la clase política, en caso de que esto fuese una democracia normal, y no el típico Estado de Partidos.

Leave comment