¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

Torres Quevedo: Bilbao y el steampunk

Transbordador del Niágara

El Bilbao de nuestros días se nos puede aparecer como una ciudad de funcionarios y vigilantes jurados, una urbe decadente que mira al futuro con pesimismo tras haber sufrido, primero, la Reconversión Industrial de la década de 1980 y, más recientemente, el colapso de su modelo de desarrollo cultural y turístico basado en el Museo Guggenheim y el urbanismo de vanguardia. La gente ha olvidado que el Bilbao de hace un siglo fue un emporio prodigioso y nunca antes visto en esta tierra de poderío industrial y financiero, talentos empresariales y lo que en aquellos tiempos se podía considerar como alta tecnología, en la estela del steampunk decimonónico y los primeros tiempos de la electricidad. Todos los países tenían sus genios del momento: Estados Unidos a Edison y a Tesla, Inglaterra a Stevenson, Trevithik y Henry Bessemer, Italia a Marconi. España tuvo a una figura a la que -de un modo sorprendente en un país tan abúlico como este- la posteridad ha recordado, aunque no tanto como se merece. Me refiero al extraordinario ingeniero Leonardo Torres Quevedo (1852-1836), creador de torpedos guiados por giróscopo, sistemas de telecomunicaciones, máquinas electromecánicas de cálculo y el prodigioso transbordador de las cataratas del Niágara, que aparece en la imagen y todavía se encuentra en servicio desde su construcción en el año 1914.

Casi nadie en Bilbao sabe que Torres Quevedo mantuvo una relación muy estrecha con nuestra Villa. Aunque oriundo de Molledo (Cantabria), toda su infancia y primera juventud transcurrió en Bilbao. Estudió en el célebre Instituto de Enseñanzas Medias, también llamado “Instituto Vizcaíno”), junto a prohombres locales que con el paso del tiempo habrían de desempeñar una función importante en la España contemporánea: Miguel de Unamuno, Horacio Echevarrieta y Ramón de la Sota. La vinculación de Torres Quevedo a Bilbao era tan fuerte que, al comenzar la tercera guerra carlista, interrumpió sus estudios de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos en Madrid para regresar a su ciudad de adopción, donde se alistó en el Cuerpo de Auxiliares para ayudar a la defensa durante el famoso Sitio de Bilbao (21 de febrero – 2 de mayo de 1874).

Fue aquí, en Bilbao, donde en colaboración con la Sociedad de Estudios y Obras de Ingeniería -que él mismo ayudó a fundar en 1906-, se fraguó el proyecto del Famoso Niagara Spanish Aero-Car. El transbordador cubre los 580 metros que separan la ribera canadiense de la norteamericana suspendido de un sistema de cables con dispositivo de seguridad que mantiene la barquilla colgando incluso en caso de rotura de uno de los cables. Esta obra es hoy parte del patrimonio cultural de la zona y escenario para películas y documentales.

La relación bilbaina de Leonardo Torres Quevedo no era circunstancial, sino que venía ya de una larga historia de relaciones familiares. Su abuelo José Luis Torres Vildósola ya estaba afincado en Bilbao desde 1810. Su padre y sus tíos mantuvieron relaciones con algunos de los linajes urbanos más renombrados de la Villa: los Gardoqui, Mazarredo, Urquijo, Gortázar, Munibe, Ybarra, y Barrenechea. Para más información sobre la idiosincrasia, vida y creaciones tecnológicas de este inventor español tan vinculado a Bilbao, el lector interesado dispone de una web de recursos muy completa dedicada a la figura de Leonardo Torres Quevedo.

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