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Buenas perspectivas de futuro para Apple – con algunas sombras

Apple en China

Durante los años en que Tim Cook ha sido CEO de Apple, tras la desaparición de su legendario y carismático co-fundador Steve Jobs, la empresa ha prosperado hasta cotas inimaginables. El motor del crecimiento, que la ha llevado a una capitalización bursátil de 2,5 billones de euros -con perspectivas de superar los tres al final del presente ciclo de alza en los mercados- no han sido las innovaciones rompedoras, sino la optimización de procesos, una gestión equilibrada por parte de su nuevo hombre al frente y la consolidación de un modelo de negocio basado en la oferta de software de autor, la exclusividad, facilidad de manejo y las ventajas de los ecosistemas digitales cerrados.

¿Vale la pena invertir en Apple? La pregunta se responde a sí misma para todos aquellos que tengan una estrategia de cartera centrada en las principales acciones tecnológicas (Google, Amazon, Facebook). Un 20 por ciento de plusvalías previsto supone el mejor argumento incluso para el más escéptico. Hasta Warren Buffet tiene más de 100.000 millones de su fondo colocados en la empresa de la manzana, su primera posición de cartera. No cabe duda de que Apple continuará creciendo en el futuro, aunque para ello deberá sortear con éxito dos grandes nubes de tormenta que le salen al paso.

La primera es la ofensiva de las autoridades de la competencia en Estados Unidos y Europa. El nuevo presidente Joe Biden ya ha dejado claro que no está dispuesto a tolerar concentraciones de poder en el mercado. El conflicto se hace patente en el actual pleito con Epic Games y la ojeriza echada por Bruselas sobre el polémico tema del Apple Store. No cuadra con ninguna política liberal el hecho de que una empresa sea al mismo tiempo operador de una plataforma de mercado y ofertante privilegiado de la misma. Estos desencuentros se resolverán, previsiblemente, a través de acuerdos en 2022, cuando la jueza Yvonne González Rogers emita su fallo en el caso Epic Games.

El otro gran riesgo de Apple se encuentra en China. Las penalizaciones dictadas por el gobierno de Donald Trump contra Huawei, en el verano del año pasado, han reducido a la mitad la cuota de mercado del gigante de las telecomunicaciones chino. Sería esperable que Beijing, aunque solo fuera para mantener el tipo en su pugna geopolítica con EEUU, terminara tomando represalias equivalentes contra una compañía norteamericana. Por fortuna para Apple, su cadena de proveedores -centrada en Foxconn y todos sus talleres anexos- supone millones de puestos de trabajo en China. Su gobierno estima que Apple es de gran utilidad para su economía y no lo tocará, al menos de momento.

Todo lo contrario: coincidiendo con el desplome de Huawei, las ventas del iPhone -que suponen más de 33.000 millones de ingresos anuales para Apple- se han disparado en el gigante asiático. Queda por ver, no obstante, si futuras prohibiciones de exportar nuevos chips de alta tecnología a China no llegarían a comprometer las operaciones de montaje y ventas de Apple en los mercados de Asia.

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