¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

Ejemplo típico de manipulación de la bolsa mediante noticias

Noticia expansión

Al gran analista de bolsa independiente Alberto Iturralde debe el pequeño inversor una acertada explicación del ciclo de la manipulación informativa en los mercados financieros que -al menos a quienes hacemos caso del consejo- nos ha permitido ahorrar no poco dinero en compras inducidas por la psicología de masas, e incluso, como en el caso de quien esto escribe, ganarse algún buen pico de vez en cuando. En apariencia el argumento contradice el sentido común, pero que a nada que uno reflexione, lo que sigue está en perfecta sintonía con la naturaleza humana y el cinismo político de los mercados. Se trata, nada menos, de la manera correcta en que deberíamos interpretar las noticias sobre la situación económica de empresas, sectores, gobiernos, autoridades monetarias y otros agentes decisivos para la evolución de la escena bursátil.

La cosa funciona así. Lees una noticia como esta (publicada en Expansión el 6 de agosto de 2021) y lo primero que se te ocurre pensar es: “¡Dios mío, qué catástrofe! ¡Y pensar que yo aun tengo en cartera 1.000 acciones de Lufthansa y otras tantas de IAG, con las cuales pensaba aprovechar el rebote post-Covid! ¡Pues nada, a venderlas!”. En realidad, las acciones de las compañías aereas llevan cayendo desde el mes de abril de 2021. Lufthansa, concretamente, se ha dejado en ese período casi un 40% de su cotización. ¡Y justo ahora, con titulares más típicos de la prensa amarilla que las páginas de color salmón, se nos informa de que las empresas del sector acumulan pérdidas por valor de 7.000 millones de euros! ¡A buenas horas!

En realidad, el objetivo no confeso de una mala noticia al final de una larga racha de pérdidas, en la que las ventas han predominado empujando los precios a la baja, consiste en ahuyentar a los pequeños inversores, dejando sus títulos disponibles para que las manos fuertes (Bancos, fondos de pensiones, grandes fortunas) saquen el bulldozer y arramblen con todo el papel. Luego los valores son mantenidos en cartera por los inversores institucionales hasta que vuelven a subir. Las perspectivas de una evolución favorable se ven acentuadas por el estrechamiento que produce en el mercado la estampida de manos débiles -intensificada por el creciente pesimismo de la prensa financiera-. Como resultado de esta concentración en unas pocas manos fuertes, disminuye el volumen de las operaciones, de manera que incluso una transacción modesta puede llegar a producir incrementos sensibles en la cotización. Las acciones suben a gran velocidad, pudiendo ganar todo lo que perdieron durante la caída anterior e incluso más, generalmente entre un 20 y un 40% en cuestión de pocos meses. Finalmente, cuando las acciones ya no dan más de sí, son vendidas a los pequeños inversores, bien directamente, bien empaquetadas en fondos de inversión y otros productos.

Por supuesto que cuando ese momento llegue, el tono de las noticias habrá cambiado, y será de un optimismo desbordante: “Las aerolíneas ganan 5.000 millones”, “Avanza la campaña de vacunación”, “Revisan al alza el PIB de 2022”, etc., etc. Los bancos excitarán la codicia de los jubilados mediante los típicos argumentos de “mire lo que ha subido IAG”, “piense en los estudios universitarios de sus nietos”, y otros latiguillos similares de pornografía emocional. Con esto se cierra el ciclo de la manipulación informativa de los palomos conformistas que infestan los mercados, constituyendo esa inmensa base de tontos útiles que al parecer, tan solo nacieron para ser explotados por los bancos y el Estado de Partidos. Compran cuando el mercado está caro y venden cuando está barato. Justo lo contrario de lo que hacen las manos fuertes. Y así les va a unos y otras.

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