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Bilbao en busca de un modelo económico post-Covid

Bilbao

En el ejemplar de El Correo del pasado sábado 1 de mayo se pueden leer algunos artículos de gran interés acerca de lo que, con la lentitud burocrática y la desgana características de nuestras instituciones públicas, se está moviendo en Bilbao con el propósito de buscar nuevas alternativas al Guggenheim, el turismo cultural y el urbanismo estrella. Durante algunos años, ese modelo, que intentaba compensar su baja productividad con un ampuloso despliegue de publicidad institucional, transmitió la falsa impresión de que la ciudad se estaba recomponiendo desde su ruina industrial de los años 80 del siglo pasado. Hasta que con el Coronavirus llegó la gran desilusión.

Hay dos grandes proyectos en marcha. Uno de ellos, ya conocido desde hace décadas: la llegada del TAV a Abando-Indalecio Prieto. No es el momento de entrar en razones por las cuales esta importante infraestructura, que debería estar aquí ya desde finales del siglo pasado, se demora una y otra vez, año tras año. Lo que importa es que tras el impacto económico de la pandemia, los esfuerzos para completar las obras se están viendo intensificados. Algo normal, porque cuando la necesidad aprieta, todos andamos listos. Hasta Juan Mari Aburto se mueve.

El otro proyecto importante es la terminación de un estudio-diagnóstico sobre las posibilidades de aprovechamiento empresarial de la Ría, tras la culminación de todos trabajos de saneamientos llevados a cabo en la zona durante las últimas décadas. La idea es convertir el litoral urbano en polo de atracción para actividades modernas en el sector del conocimiento y la alta tecnología, de alto valor añadido y compatibles con el bienestar urbanístico y medioambiental de la Villa. Este estudio se inició hace años, pero como en casi todo lo demás, las prisas del Covid-19 son lo que le ha hecho avanzar a mayor velocidad en su recta final.

Con estos proyectos, Bilbao da tímidos pasos hacia un proceso de recuperación que permita avanzar más allá del Guggenheim y el turismo de cruceros. Sin embargo, tales iniciativas nunca llegarán a producir el efecto deseado si no se logra un cambio radical en la mentalidad colectiva y en una gestión pública, excesivamente burocrática, intervencionista e incluso hostil a la iniciativa empresarial. En este sentido, y con respecto a todos estos grandilocuentes proyectos patrocinados por las administraciones públicas vascas en el area del Gran Bilbao, se puede decir lo mismo que le achacaban a Keynes sus críticos: “puedes llenar de agua el abrevadero, pero si el caballo no quiere beber, ni modo”.

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