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Invertir en uranio: una idea interesante

Uranium Participation Corp.

Las perspectivas de un incremento de precio del uranio son excelentes, según los analistas de algunas empresas especializadas en la compra y gestión de stocks procedentes de minas localizadas en Australia, Kazajstán y otros importantes países productores. Algunos de estos productores primarios, que tienen cerrados parte de sus yacimientos porque el coste de explotación no compensa los ingresos de venta del mineral, aprovechan los vaivenes en el mercado spot para adquirir reservas adicionales de uranio. Algo que no harían si no tuviesen la expectativa de que los precios van a subir en el futuro. Esta tendencia ha llamado la atención de la consultora financiera Marc Faber, con sede en Suíza, y no solamente por los resultados de un sofisticado análisis de rentabilidades y riesgos, sino también por otras consideraciones que resultan más fáciles de entender para cualquier inversor lego.

El uranio es una de las materias primas más respetuosas con el medio ambiente. Al ser más abundante (aprox. 1-2 gramos por tonelada) que la plata, el oro, el paladio y no digamos esas denominadas tierras raras que se supone van a hacer posible la revolución de la sostenibilidad, el movimiento de tierras que implica la explotación de las minas es mucho menos voluminoso y complejo. Por no mencionar que sin la contribución de la energía nuclear las emisiones de CO2 serían ahora mucho mayores, equivalentes -según cifras de la Agencia Internacional de la Energía- a los escapes carbónicos de toda la economía china durante un período de cinco años.

Lo cierto es que una década después de Fukushima, la demanda de uranio vuelve a crecer. La razón de ello es que el despliegue de las energías renovables carece de impulso para atender a unas necesidades energéticas que aumentan por encima de las capacidades generadoras, sobre todo en China y diversas naciones en vías de desarrollo. El recién electo presidente de EEUU Joe Biden y el Primer Ministro británico Joe Biden no se cortan a la hora de afirmar que la energía nuclear supone un elemento clave para la consecución de sus objetivos climáticos y medioambientales.

La inversión en stocks de uranio -sobre todo de cara a los intereses de partícipes financieros- se lleva a cabo a través de sociedades holding como la canadiense Uranium Participation Corp. y la británica Yellow Cake plc. Estas empresas no explotan el mineral con fines industriales, sino que se limitan a comprarlo, almacenarlo y venderlo. Su objetivo económico se limita a la gestión de los riesgos de mercado y a la obtención de plusvalías.

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