¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

¿Qué va a ser de Bilbao después del Coronavirus?

Bilbao

Cuando la pandemia termine, esa es la pregunta a la que nos veremos obligados a buscar respuesta. Por segunda vez en medio siglo, Bilbao ha perdido su futuro. La primera fue durante los años 80, con la reconversión industrial. En aquella ocasión se planteó una alternativa a base de experimentos audaces -Guggenheim, Abandoibarra, renovación urbanística, metro, saneamiento de la Ría, etc.- que resultaron exitosos. Más por azar que por genio estratégico, porque nadie podía predecir el resultado. Pero algo era algo: Bilbao recuperó parte de su esplendor de otros tiempos convirtiéndose en una urbe del turismo, del sobrevalorado arte de los arquitectos estrella, del postureo oficialista y la nueva gastronomía vasca. En 2020 llegó el Coronavirus y con él la ruina de este modelo de ciudad subvencionada y artificial, hecha a base de dinero público para confort material y solaz contemplativo de las élites municipales y el reducido número de directivos de empresas públicas que pueden comprarse un apartamento en sus zonas céntricas, pero no tanto para los camareros y dependientas que les dan servicio.

Algunos piensan que, como cuando las riadas del 83, será cuestión de pocas semanas volver al modo de vida anterior; que en Pozas y Ledesma volverá a haber el barullo de otros tiempos, y que los cruceros volverán a traer al muelle de Getxo 80.000 visitantes al año. Pues se van a llevar una enorme decepción. El Covid-19 no solo ha destruido nuestro modelo de ciudad. También pone al descubierto la fragilidad de sus fundamentos, propinando con ello un mazazo a nuestra autoestima colectiva.

Tarde o temprano, cuando caigan las mascarillas y no haya policías controlando mezquinamente a los aldeanos que vienen de compras a Bilbao, habrá que hacer frente a la dura realidad y a la gran cuestión existencial: ¿Ahora qué? ¿Cómo va a seguir esto? ¿Cuál es la nueva estrategia de futuro para hacer que el bendito Botxo vuelva a tener ganas de reirse con esos chistes tan graciosos y desproporcionados que antes solían contar?

Ocuparse de este problema constituye una necesidad perentoria. Entre las masas populares hay un sentimiento reprimido de frustración y encabronamiento por los trabajos perdidos, los bares cerrados y la arrogancia del Gran Hermano Munipa que, por orden de la Consejera de Interior, te vigila día y noche. Pero las élites políticas y funcionariales de la Villa tampoco están tranquilas, porque saben que aunque siguen cobrando su nómina a fin de mes, el porvenir se presenta incierto, y es preciso hacer algo. Es conveniente que el debate sobre el Nuevo Bilbao comience a la mayor brevedad posible.

Leave comment