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El espíritu de los cafés tradicionales de Bilbao sobrevive en Lago

Café Lago

Era inevitable: aquellos históricos y venerados puntos de encuentro para socializar, hacer tertulia y codearse con el resto de la ciudadanía, están en declive.Los grandes Cafés de Bilbao, el Suízo, el Boulevard, la Concordia, La Granja, todos ellos son historia, arrastrados por los vientos del cambio, los medios de comunicación de masas y esa gran destructora de mundos y estructuras socioeconómicas que es Internet. Los echamos de menos, los mitificamos en libros ilustrados con fotografías en blanco y negro y en artículos del Periódico Bilbao. Pero si hay algo que sabemos de cierto, es que nuestros viejos y entrañables cafés nunca regresarán. Parte de ese espíritu del café tradicional, como algo más que punto de venta y surtidor para el ocioso transeúnte, ha logrado pervivir hasta nuestros días. Y no precisamente en el centro de la ciudad, junto a la estación de ferrocarril o grandes edificios de oficinas, sino en las calles del Casco Viejo. Allí es donde empezó todo: la fundación de la Villa, su ascenso a emporio comercial, las revoluciones liberales y los grandes asedios del siglo XIX. Y allí es donde sigue moviéndose, en foros como el Café Lago en el número 13 de la calle Correo de Bilbao.

Con su extraña geometría que alarga el local en forma de un corredor algo angosto, pero bien aprovechado, su barra bien aprovisionada de un pintxo tradicional genuino, no domesticado aun por las modernas guías de estilo culinario, se encarga de mantener viva el aura de los cafés tradicionales. El Café Lago es el único establecimiento de Bilbao en el que, además de certámenes gastronómicos y festivos, aun se celebran actividades culturales como tertulias literarias, eventos recreativos de estilo tradicional tertulias literarias. Al fondo, una escalera conduce hacia lo alto. Lo primero que piensa un recién llegado es: “Fíjate, el dueño debe vivir aquí arriba, como en las fondas de antaño”. Nada de eso, se trata del Paraninfo, el salón de actos en el que Bonifacio García, propietario del local -y en la actualidad Vicepresidente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia-, y Marino Montero Balderrain, dinamizador de eventos, organizan las actividades del Café Lago. Aparte del calendario habitual de acontecimientos festivos, el Taller de Escritura Creativa Alfa, coordinado por Ana Belén Alonso, presenta aquí sus creaciones los segundos miércoles de cada mes.

A no ser que esté cerca de un paso cebra o una estación de metro, todo local de hostelería que quiera sobrevivir en un mercado tan maduro y competitivo como el de su ramo, necesita caracterizarse por alguna especialidad gastronómica. Café Lago las tiene: además de sus rabas, sus croquetas de chorizo y la ensaladilla rusa, es uno de los pocos establecimientos de Bilbao en los que aun sirven chocolate con churros, que por cierto es otra de esas cosas muy literarias, más a lo Camilo José cela que a lo Marcel Proust. Para ir en busca del tiempo perdido durante las frías tardes de invierno.

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