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Alemanes en Bilbao: Ongi Etorri

Alemanes en Bilbao

Durante los últimos meses me he encontrado, al menos en media docena de ocasiones, trabajando en Notarías como intérprete para alemanes que han decidido comprarse un piso en Bilbao o en Donosti. También les traduzco las escrituras notariales correspondientes a estas operaciones. Y todo ello, con el aval y el sello oficial del Traductor Jurado habilitado por el Ministerio de Asuntos exteriores, supone un buen dinerete que me he ganado con al asunto. La frecuencia de estas compras indica que hay una pauta. Numerosos alemanes, principalmente matrimonios de jubilados, cambian su lugar de residencia habitual para trasladarse a España. Sucede en Calpe, en Mallorca, Madrid, Barcelona (aunque aquí cada vez menos, por razones que no hace falta explicar). Y ahora también en Euskadi. Las razones aducidas por los compradores para emprender la aventura tienen que ver con lo que ustedes se pueden imaginar: clima, alegría de vivir, cordialidad, buen rollo ibérico, etc.

Sin embargo, y con motivo de mi última intervención en Notaría, aquí en Bilbao, me extrañó lo que los compradores me dijeron. Se trataba de un matrimonio bien situado que estaba planificando su jubilación. La pareja procede de una ciudad industrial situada en la región del Ruhr, de características socioeconómicas muy similares a las de Bilbao, y que además, durante los años 80 del siglo pasado, también sufrió una crisis brutal de reestructuración de la industria muy parecida a la nuestra. Al parecer, en Alemania las cosas se están poniendo feas en cuanto a seguridad en las calles, ambiente social, inestabilidad política y otros aspectos por el estilo. Las oleadas de refugiados de los últimos años tienen seguramente mucho que ver en esto. Y también el declive social y económico de Alemania durante la era Merkel.

En cambio Bilbao, ciudad que ya conocían por frecuentes viajes realizados durante los últimos años, a raíz del «effecto Guggenheim», se les aparece como un lugar bastante más cordial, ameno e interesante para vivir. Hay una arquitectura interesante, gastronomía de lujo a precios asequibles y ni siquiera hace falta coche para moverse por la zona. Y además constituye una base de operaciones ideal para explorar las infinitas posibilidades de descubrimiento y experiencia personal que España ofrece a un alemán curioso y con voluntad participativa. Camino de Santiago, Ruta de la Plata, ciudades del interior, etc.

En resumidas cuentas, nos encontramos ante un nuevo fenómeno migratorio que vale la pena seguir, no solo por las posibilidades económicas que ofrece, sino también por el intercambio de experiencias u oportunidades para las dos naciones. Más aun en tiempos de un Brexit convulso y desordenado que amenaza con sacar a gran cantidad de británicos del mercado turístico e inmobiliario español.

(*) «Ongi Etorri» = «Bien venidos» en vasco.

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