Desde que Obama utilizó las redes como recurso electoral, en todas las campañas se plantea el mismo debate: ¿cantidad o calidad?
Desde que Obama utilizó las redes como recurso electoral, en todas las campañas se plantea el mismo debate: ¿cantidad o calidad?
El pasado 16 de mayo de 2019 un joven físico cántabro llamado Carlos Díez explicó ante la Sociedad El Sitio de Bilbao los arcanos de una tecnología vanguardista basada en el empleo de partículas subatómicas en la industria.
Para variar, aquí va una de storytelling de datos. En estos últimos años, el P.I.B. per cápita de la Comunidad Autónoma de Euskadi suele estar en la cifra aproximada de los 33.000 euros,
¿A alguien le suena el nombre de Lisanne Bainbridge? Inútil que lo busquen en Google, si lo que quieren es saber algo sobre su vida personal.
Bilbao Startup City es una asociación sin ánimo de lucro cuyo objeto consiste en fomentar el desarrollo de un ecosistema independiente de Startups en la región económica industrial que rodea a la gran urbe del Cantábrico.
El ecosistema emprendedor español tiene muchas asignaturas pendientes. Una de ellas, bastante previsible por cierto, es la de la financiación. Se trata sin lugar a dudas de una carencia hereditaria.
¿Topicazo a la «Vaya Semanita», verdad de Dios, o profecía autocumplida? Porque no es broma: a fuerza de estar siempre diciendo cosas como «hay ofertas de trabajo, pero qué pena, solo para comercial», o bien «preséntate a unas oposiciones y déjate de historias»
El pasado 23 de enero de 2019, organizada por Bilbao Startup City y la Fundación Rafael del Pino, tuvo lugar en el salón de actos de Bilbao Berrikuntza Faktoria la presentación del libro «Innovar: un manifiesto de acción«,
La trayectoria curricular del personaje ofrece todos los componentes de una historia de éxito típica de la era digital: brillante ingeniero informático, que en 2005 ayuda a poner en marcha uno de los primeros coches autónomos (Volkswagen Touareg «Stanley»).
Hacia el año 2020, si Dios quiere, el hombre volverá a la luna, medio siglo después de que Neil Armstrong la pisara por primera vez. Pero esta vez la aventura no está financiada por los fondos públicos de una gran potencia, ni es el resultado de un proyecto de cooperación internacional.