¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

Sobre las cifras incongruentes del rebrote y las profecías autocumplidas

Rebrote Coronavirus

Contemplo los datos facilitados por el Ministerio de Sanidad hace un par de días y no salgo de mi asombro. Durante las 15 semanas de pandemia anteriores a esta en que nos encontramos se llegó a hospitalizar a una media de 6.000 personas cada siete días -este número fue mayor, lógicamente, en las semanas centrales del confinamiento-, mientras que ahora esa misma media de pacientes hospitalizados por semana es de 349 (17 veces menor). El promedio semanal para los ingresados en UCI (antes 560, ahora 12: 46 veces menor) y los fallecidos (antes 1253 por semana, ahora 6: 225 veces menor) resulta todavía más irrisorio. Todo esto plantea algunos interrogantes imposibles de pasar por alto para alguien que como yo acostumbra a mirar los números con lupa.

¿Se están produciendo auténticos rebrotes del #coronavirus o se trata tan solo de repuntes ocasionales en una curva de marcado signo descendente? ¿Son los rebrotes del Covid-19 un fenómeno «long tail» similar al de los nichos de compra de Amazon? ¿Algo que gracias a la manipulación de los medios tiene su relevancia para determinados círculos que están en condiciones de explotarlo con fines propagandísticos y políticos, pero que en términos estadísticos resulta del todo irrelevante?

Volviendo a una idea a la que llevo días dando vueltas, y sobre el trasfondo de las negociaciones europeas sobre el Fondo de Reestructuración y esos 140.000 millones que según se dice tocan a España, se me ocurre pensar en si todo esto de los «rebrotes» no ha sido en gran parte una maniobra publicitaria del Gobierno para fortalecer su posición reivindicadora en Bruselas. En otras palabras, se trataba de hacer ver que España era un país al borde del colapso por culpa del Covid-19. Y también de estrangular la operación salida de finales de julio y principios de agosto para dar mayor credibilidad a la maniobra. Ya se sabe, el que no llora, no mama.

La maniobra propagandística ha tenido éxito más allá de las expectativas del más osado. Nuestros políticos ya tienen sus 140.000 millones. Sin embargo, por culpa de tanta noticia sensacionalista y todas esas masas de gente con mascarilla en nuestras calles, el tiro ha salido por la culata. Británicos, franceses e incluso los más correosos veraneantes alemanes de Mallorca se han asustado y ya no quieren venir a España a pasar el verano. ¿Resultado? El hundimiento total de la hostelería y el turismo en un país de sol y playa como el nuestro. Y un caso de libro de ese fenómeno económico que llaman autocumplimiento de las profecías. Ahora España sí es, en efecto, y merced a las marrullerías de su gobierno, un país al borde del colapso.

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