¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

Con repunte o sin repunte, esto ya no hay quien lo pare

terrazas

Bares y terrazas son un fiel indicador de nuestra vida social, de sus limitaciones y sus temores, pero también de sus posibilidades y esperanzas. Lo que estamos viendo desde ayer por la mañana nos avisa de un cambio de tendencia. La Fase 1 significa más que una etapa en los planes de las administraciones públicas para avanzar a eso que, con la arrogancia de los burócratas incompetentes que dirigen el Estado de Partidos, algunos iluminados han dado en llamar “Nueva Normalidad”. Y es que con las normalidades sucede igual que con los Teoremas de Arquímedes. Que se sepa solo hay una: la que al final se impone, y que en substancia no es diferente a la que había antes.

La apertura de las terrazas es como el pistoletazo de salida en una carrera multitudinaria. Una vez tiene lugar, ya no hay nada capaz de hacer que los corredores vuelvan a ponerse detrás de la raya, aunque alguno de ellos hubiera partido con ventaja o esté infringiendo las reglas. No hay poder político en el mundo ni policía que pueda controlar a una multitud desbocada. Y los posibles repuntes del #Coronavirus, menos aun.

En estos momentos, la posibilidad de decretar un nuevo confinamiento es algo tan impracticable como alcanzar la luna con una raqueta y una pelota de tenis. Y el gobierno lo sabe. Por eso no habrá vuelta atrás. Antes se haría frente a las consecuencias de una nueva pandemia que parar otra vez toda la economía y cerrar los bares. En estas circunstancias, el peor error que el Gobierno de la Nación y los de las Comunidades Autónomas podrían cometer es tratar de imponerse y controlar el proceso con Decretos-Ley, coches patrulla y propuestas para sanción. La consecuencia sería el caos y una pérdida irreparable de autoridad pública.

La única alternativa es hacer llamamientos a la responsabilidad de la ciudadanía, para que la cosa vaya a buen ritmo pero sin excesos ni transgresiones demasiado graves. Los gobiernos de aquellas autonomías en las cuales se haya convocado próximamente una cita electoral, como es el caso de Euskadi, deben tomar buena nota de esto.

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