¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

¿Política de izquierdas o ajuste presupuestario encubierto?

Montoro y Montero

En realidad, este sitio de Internet no pretende hacer análisis políticos, pero en esta ocasión las circunstancias obligan a ello. Además, nadie podrá negar que leido entre líneas, nos encontramos ante una buena historia en la que la retórica oficial va por su lado y los datos reales por el suyo. Después de las últimas elecciones anda mucha gente del comun alterada y dando saltitos de alegría pensando en que, por fin, esta es la definitiva: ahora sí que habrá un auténtico gobierno de izquierdas en España: Ni González en 1982, ni Zapatero en 2004. Esta vez, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias lo van a bordar. Ya veréis a vuelta de las Navidades, camaradas. Por descontado que nada de eso va a suceder. Quienes se entusiasman ante la perspectiva del gobierno progresista de sus sueños, comprado por los votos de una gran masa de ilusos en el gran supermercado de las ideologías de las Elecciones Generales de noviembre de 2019, van a experimentar por enésima vez una decepción que conocen bien las aborregadas masas de votantes del país, pero de la que, increíblemente, terminan olvidándose al día siguiente de los comicios.

¿Más impuestos? Seguramente los habrá -en la medida en que las espaldas de la sufrida clase media española aguanten-. Pero gasto social, no. O de haberlo, será anecdótico o estructural (más funcionarios, asesores políticos, altos cargos, coches oficiales, etc.). En realidad, hay tanto margen para políticas expansivas como en 2009, cuando el prometedor ministerio de Fomento de José Blanco se frustró por culpa de Lehman-Brothers y otros desórdenes de la contabilidad nacional. Observen la gráfica del déficit público de España a lo largo de la Democracia. Fíjense en el momento en que nos encontramos ahora: no en el del gran salto adelante que prometen algunos Maos locales de Podemos y otros partidetes de izquierda por el estilo, sino haciendo penosos esfuerzos para cerrar el gap entre ingresos y gastos.

De modo que lo que toca no es aquello de dar a cada cual según sus necesidades y exigir de cada cual según sus posibilidades (bueno, esto último a lo peor sí, porque nos van a rascar hasta en las costuras de la billetera). Lo que toca es apretarse el cinturón. No solo lo manda Bruselas. Es condición indispensable para que la economía española se estabilice y vuelva a crecer y a crear empleo. Los políticos que cooperen a conseguir este objetivo tienen su puesto asegurado. A los que se vayan por los cerros de Úbeda no les pondrán neumáticos nuevos en boxes. Esto lo saben bien Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Y hay muchos otros que no tardarán en enterarse.

Los datos de este gráfico, hallado en el blog del ingeniero jubilado Javier Sevillano, proceden del Banco de España y otras fuentes oficiales. Una mirada al mismo dice más sobre el estado de la nación y las perspectivas reales de nuestro sistema político que todos los debates televisivos habidos y por haber.

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