¿Cuál es la Historia?

Narrativas de lo que acontece bajo la línea de flotación

¿Qué fue de Pia Poppenreiter, la fundadora de Ohlala?

Las webs de citas tienen tradición. Su morbo no solo se alimenta de ese tema tan obvio que solo mencionarlo ya irrita, sino también de otros extras como la traición, el estigma social y -como en el caso de Ashley Madison- el riesgo de filtraciones de datos personales. Dentro de esta equívoca gesta, la emprendedora alemana Pia Poppenreiter ha escrito páginas que resultará difícil olvidar. Y no precisamente porque su startup de citas pagadas Ohlala haya resultado un éxito, sino más bien todo lo contrario: rondas de financiación que se agotaron en resultados mediocres, problemas con los inversores, deserción de socios y cierre del proyecto en Estados Unidos, por razones relacionadas con deficiencias en el modelo de explotación comercial del proyecto.

Ohlala, una plataforma de citas pagadas que opera solo desde la web -iTunes y Google Playstore no admiten apps adornadas con farolillos rojos-, no se conforma con un éxito fácil de monetarización, sino que aspira a provocar una disrupción masiva en el mercado más antiguo del mundo. La desaparición del proxeneta es una de las características principales. Aparte de eso, el algoritmo está diseñado de tal manera que la mujer queda en todo momento protegida por el anonimato, y es ella la que decide si acepta o no la propuesta acompañada de sus correspondientes términos económicos. Con Ohlala la prostitución deja de ser un comercio socialmente estigmatizado para convertirse en un asunto enteramente particular.

Después de haberse hecho cargo de la totalidad de las acciones, Pia Poppenreiter lleva varios meses desaparecida. Las últimas noticias sobre ella datan de mediados de junio, cuando la emprendedora anunció su intención de llevar a cabo un ICO (Initial Coin Offering) para recapitalizar la empresa. Su objetivo consiste en recaudar por este procedimiento los 100 millones de dólares que necesita para materializar el potencial escalable de Ohlala en Estados Unidos. En un ICO, recordemos, las empresas venden vales o tokens que dan derecho a sus compradores a adquirir participaciones en el capital y los dividendos de la compañía. Este instrumento suele utilizarse para financiar plataformas de criptomonedas, y es coherente con la nueva estrategia de monentización de Ohlala: los pagos no se harán en efectivo, sino a través de algún procedimiento de transferencia basado en la tecnología blockchain.

Desde el espacio de coworking Rent24 en Berlín, donde actualmente está instalada la sede social de Ohlala, Pia Poppenreiter anunció su propósito de regresar a la escena durante el otoño. De manera que ya falta poco para presenciar un nuevo episodio en la saga de las citas pagadas. Siendo Alemania, como se sabe, una nación de cornudos, es de suponer que al otro lado de las pantallas hay mucha gente esperando para comprobar si todo esto va en serio o no es más que un bluff.

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